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Home Escala Crítica Democracia, campañas y pobreza: resistencia ciudadana, descrédito, esperanza de bienestar

Democracia, campañas y pobreza: resistencia ciudadana, descrédito, esperanza de bienestar

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 Escala Crítica/Diario Presente, Ventanasur, Horay20Noticias, Avance

 
*La participación ciudadana para mejorar la calidad de vida
*Creciente pobreza, como paisaje en las campañas electorales
*Muñoz Ledo: polémico y político, ambición y capacidad
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
UNA PREGUNTA frecuente es por qué existe un creciente abstencionismo, al tiempo que cada vez más personas afirman no creer en la democracia o que les da igual si existe un régimen autoritario con tal de que tengan resueltos los problemas básicos de sobrevivencia, o que les garantice mejores niveles de bienestar. Hay encuestas nacionales e internacionales que reflejan ese malestar con las urnas…porque las urnas en sí mismas no resuelven los problemas.
Ahora que vivimos una etapa más de esa larga campaña electoral en que se ha convertido la peculiar democracia “a la mexicana”, nuevamente se ponen en los discursos las ofertas o promesas de que “ahora sí” o “yo sí”, para atender una histórica y ofensiva desigualdad social y pobreza. 
Le decía en una anterior colaboración que se han inventado numerosas definiciones de pobreza o diversas clasificaciones tipos de este padecimiento. Como una manera de eludir muchas veces la atención al origen. 
Pero casi todos los gobiernos aseguran que tienen la respuesta a este candente reclamo social. Mucho hay que hacer todavía.
  
DATOS EN EL ALAMBRE  
 
EN MÉXICO se ubican en la franja de la pobreza 34 millones de personas, de un total de 131 millones, en cifras INEGI/2022. Cifras debatibles, que cuadran con la definición de lo que es ‘pobreza’ para un estudio socioeconómico determinado. El INEGI no contabiliza como pobres a quienes ganan el salario mínimo, que se ha incrementado 135% en el actual sexenio. En cambio, para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuya definición de pobreza incluye a personas que ganan el salario mínimo y un poco más (200 pesos mexicanos), la cifra de pobres alcanza los 37 millones. El Banco Mundial, con un parámetro más alto para ubicar la franja poblacional de pobreza (hasta 235 pesos mexicanos), contabiliza 43 millones de pobres. Así pues, cambia la cantidad de pobres según sea la cifra de pesos/salario asignada para identificar ‘pobreza’.     
De nuevo: ¿cuántos son los pobres en México? No lo sabemos a ciencia cierta. Pero también ¿pobres en relación a qué o quién? Los estudios socioeconómicos olvidan poblaciones que pueden incrementar las cifras. Por ejemplo, la clase media universitaria que va disminuyendo abarca 3.8 millones de personas, o los pensionados (10 millones).
Los ojos político electorales obstaculizaron la atención a la pobreza: se miraban los votos potenciales (1970-1994), no el bienestar comunitario sin logos partidistas. Mientras tanto, el dispendio económico de recursos fue monumental, junto con el factor corrupción. En años recientes (2000-2018) se supone que esos programas tenía supervisión institucional (aumentaron los organismos controladores)  y no podían usarse electoralmente. La realidad es otra, lo sabemos. Tuvimos una explosión burocrática.    
Los programas contra la pobreza, en el siglo XX mexicano, fracasaron por 1) Una voluntad estatal de control político; 2) Un diseño centralista, que no atiende el desarrollo estratégico por regiones y ciudades; 3) Un derroche de recursos con mirada electoral; 4) La falta de supervisión y control de esos programas, que provocó dispendio y corrupción.     
Una investigación de la UNAM (2014) concluía sobre el combate a la pobreza: “Se necesita una visión ética de la política social de un proyecto de gobierno, que a su vez se potencialice con un diseño estructural que considere regiones rurales y necesidades concretas en la periferia de las grandes ciudades”. 
Quienes defienden el cambio de modelo anunciado por AMLO sostienen que este es el camino que inició con la administración federal en el 2018 con la 4T. Lo que está en juego, a mediano y largo plazo, es la continuidad de las políticas de desarrollo social sin condicionamientos partidistas.
Quienes critican lo hecho hasta ahora por el actual gobierno, sostienen desde la oposición que “íbamos bien” en el modelo del capitalismo neoliberal y que sólo era cuestión de tiempo para ver sus resultados positivos…pero no se atreven, o saben que no pueden, ofrecer simplemente volver al pasado.
Una pregunta sigue flotando en el aire: ¿es la sociedad o es el gobierno quien tiene la llave contra la pobreza? 
 
UN HOMBRE DE CLAROSCUROS
LO QUE CONOCEMOS como “el viejo PRI”, o el PRI tradicional antes de la llamada tecnocracia o neoliberalismo, fue un intento de contener a todo México. Había en su seno izquierdas, derechas, centro; pobres, ricos, clasemedieros, campesinos, colonos, etcétera. Aunque persistía la desigualdad y la pobreza, año con año se alimentaba la esperanza por las promesas con cumplidas de la Revolución. En el seno del tricolor había ideólogos del nacionalismo revolucionario. Porfirio Muñoz Ledo fue uno de los últimos de esta tendencia y que llevó al extremo de renunciar a su partido provocando la mayor crisis al lado de Cuauhtémoc Cárdenas y destacados políticos. Muñoz Ledo fue dirigente del PRI y del PRD, fracasó en su intento de presidir Morena. Se puede afirmar que la revuelta cívica del 2018 que puso fin al partido casi único mucho le debe al recién fallecido político. No fue el único, porque los procesos son colectivos; pero su contribución –en lo positivo y en lo cuestionable- fue determinante. Así lo reconocen hasta sus adversarios.
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