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Home Escala Crítica En la encuesta de Morena, no sólo quién gana, sino con cuántos puntos de diferencia

En la encuesta de Morena, no sólo quién gana, sino con cuántos puntos de diferencia

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 Escala Crítica/Diario Presente, Ventanasur, Horay20Noticias, Avance

*Un mayor margen final evitaría debilitar candidatura 
*La experiencia de 2017: sombra de las impugnaciones
*Respaldo a AMLO sin precedente: Covarrubias y Mendoza
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
COMO usted sabe, del 28 de agosto al 3 de septiembre se realizará “la encuesta de encuestas” de Morena para seleccionar a quien releve formalmente a Andrés Manuel López Obrador al frente del movimiento de la Cuarta Transformación. Es una “encuesta de encuestas” porque será un sondeo realizado por  la propia dirigencia nacional de ese partido, y cuatro más que aplicarán casas especializadas escogidas mediante insaculación a propuesta de quienes aspiran a encabezar el movimiento obradorista los próximos seis años.
Cuando los órganos internos morenistas tengan los resultados, seguirán horas de intensa negociación para dar a conocer la decisión el 6 de septiembre. AMLO anunció que el primer lugar de inmediato traspasará el mando, sin esperar a las elecciones en el 2024. Y esto es así, aunque el fundador del movimiento siga teniendo una influencia decisiva, la forma y el fondo de la política requiere que quien asuma el nuevo encargo lo haga con toda la fuerza posible. Sucede aun en las organizaciones más democráticas; sólo cambian los mecanismos de consulta a sus representados.
En las actuales circunstancias, el mayor desafío para el presidente López Obrador y para Morena es lograr que quien obtenga el liderazgo lo consiga con la mayor legitimidad posible. Esto es: mientras mayor sea la diferencia para el primer lugar frente al segundo, menos conflicto mediato y futuro habrá; menor es el riesgo de la inconformidad. Y no me refiero a los cuestionamientos formales o abiertos –todos firmaron un acuerdo de consentimiento de los resultados-, sino a lo que sucederá en los hechos. Las propias campañas internas han mostrado que existen marcadas diferencias entre los competidores. Algunas parecerían irreconciliables, por encima de la buena voluntad. La política pone en juego principios, pero también intereses; que los principios prevalezcan es vital para el futuro de un movimiento. 
Los intereses pueden ir más allá de la voluntad de las personas en esta contienda; tienen que ver con los compromisos que se adquieren en el proceso. Es la muy humana lucha por el poder y en la que factores externos buscan influir, sacar ventaja.
 
LA BATALLA DE LOS NÚMEROS
 
SIN SER OFICIALES varias son las encuestas publicadas prácticamente desde que AMLO consideró –en junio de 2021- que Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard podrían ser sus sucesores por Morena. Desde entonces también Ricardo Monreal buscaba ser considerado y aparecía en los sondeos en un tercer sitio. A esta lista se incorporó Adán Augusto López hasta principios del 2022 y los números comenzaron a moverse. Sucedió también cuando apenas en junio de este año el Consejo Nacional de Morena decidió integrar a su encuesta final a Gerardo Fernández Noroña, del Partido del Trabajo, y a Manuel Velasco, del PVEM.
Recordamos en este espacio la experiencia de Morena para los comicios del 2018. López Obrador no tuvo ningún problema en ser candidato a la Presidencia, sin embargo la otra posición relevante, la nominación para el gobierno de la Ciudad de México, era disputada por  Ricardo Monreal, de manera que tuvieron que realizar una encuesta que dio el triunfo a Claudia Sheinbaum. Para lograr que la candidatura de la doctora en Ciencias fuera legitimada, se sumó a la lista de aspirantes a Martí Batres  y a Mario Delgado. Uno cercano a la ex secretaria del Medio Ambiente con AMLO, y otro identificado entonces con el ex jefe de la Delegación Cuauhtémoc (Cdmx). Fue Batres el encargado de “levantarle la mano” a quien lo dejó al frente de la capital. No hay que olvidar que Martí fue el primer dirigente nacional de Morena.
En el actual proceso parecía repetirse aquel escenario de 2017: Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard compitiendo por la misma posición –ser sucesores de AMLO-, con señales claras en el segundo semestre de 2021 que el ex fundador del Partido Centro Democrático iba contra quien consideraba “la favorita” del Presidente; opinión que compartía otro rival de la ya gobernante de Cdmx, Ricardo Monreal. Varios estudiosos de la política mexicana observaron que la incorporación de un cuarto pretendiente era necesario para evitar la polarización y el riesgo de la impugnación. Así llegó López Hernández a una carrera en la que la posición abiertamente “rebelde” de Monreal transitó a una más conciliadora, pero muy pronto sabremos si se logró conjurar el riesgo de una ruptura. Todos actores en Morena hablan de unidad, pero es una cohesión que depende del liderazgo de López Obrador; es el factor de atracción a las fuerzas centrífugas de un partido tan heterogéneo. 
No es nuevo decir que la verdadera oposición a Morena está en su interior: de este proceso (campañas y encuestas) depende el futuro del obradorismo.
 
AL MARGEN
EL PRESIDENTE López Obrador “presumió” el miércoles una encuesta de Mendoza Blanco y Asociados (MEBA), en la que 84 de cada 100 aprueban su trabajo.  Ayer se difundió un estudio de la firma Covarrubias que le da al mandatario  un 79 por ciento de aprobación. El 26 de julio, AMLO se refirió también a los reportes de las empresas Enkoll y Covarrubias para apoyar su argumento de que Morena no tendrá problemas en las elecciones presidenciales del 2024 por la ventaja que registra actualmente. En el caso de la alta aprobación que le da MEBA bromeó que posiblemente estaban “cuchareadas” para adelantarse a los cuestionamientos.  ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

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