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Home Escala Crítica Cultura, política y república de las ideas: contar la historia de todos los días y la pasiones

Cultura, política y república de las ideas: contar la historia de todos los días y la pasiones

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 Escala Crítica/Diario Presente, Ventanasur, Horay20Noticias, Avance

 
*Una tensión largamente anunciada; reacomodo en la recta final
* Construcción de cultura: antídoto contra ideologías y pragmatismos    
* Investigación y periodismo: contrastar y verificar, con pensar reflexivo  
* Ética, espacio público, política y medias verdades: república del poder.  
  Por Víctor M. Sámano Labastida
 
DEL UNO AL CIEN me cuestiona un amable lector, ¿qué probabilidades le das de que Marcelo Ebrard se vaya de Morena? Le respondo que un 80 por ciento. De hecho, el distanciamiento del ex canciller respecto no sólo a Claudia Sheinbaum sino al propio proyecto de Andrés Manuel López Obrador me resulta –y en eso coinciden algunos analistas- algo evidente. El discípulo de Manuel Camacho y fundador del Partido Centro Democrático tiene una visión y una expectativa del poder diferente a la de AMLO.
Con relación a Claudia Sheinbaum opino que no hay que buscarle demasiado para comprender que tanto Ebrard como Ricardo Monreal colocaron a la ex Jefa de Gobierno de Cdmx (o Jefa con licencia) como la adversaria a quitar de la cabeza del pelotón de corredores. El senado Monreal porque tiene el recuerdo de su fallida aspiración a gobernar la capital del país en los comicios del 2018; los números de las encuestas oficiales favorecieron a la Doctora en Ciencias.
En el caso de Ebrard, el propio personaje lo ha dicho en muy diversos tonos: se asume como quien por derecho debe ser el sucesor. Su argumento es que en el 2000 declinó la candidatura del naciente PCD al gobierno del Distrito Federal para sumarse a la de López Obrador por el PRD. Hay quienes afirman que esa decisión le costó el registro al partido de Manuel Camacho. Posteriormente, AMLO le dio el relevo del gobierno capitalino -2006 a 2012-, de manera que pasados esos seis años buscó ser candidato a la Presidencia…pero López Obrador obtuvo la postulación por segunda ocasión y Ebrard sostiene que “se disciplinó”. En el 2018 por la fuerza de las circunstancias y el liderazgo la tercera candidatura de López Obrador –entonces por Morena- resultó inevitable…Y Ebrard se quedó en la orilla. “Ya me toca” en este 2024, le dice a sus amigos y colaboradores.
Pero en el horizonte surgió Sheinbaum Pardo, a la que el mismo Marcelo Ebrard calificó de “la favorita”. La gobernante capitalina nucleó en su entorno a la llamada izquierda histórica. Y también se mantuvo la competencia de su antiguo aliado Ricardo Monreal y de Adán Augusto López. Sumado Gerardo Fernández Noroña quien desde el Partido del Trabajo jala a otro sector popular. Un sexto pasajero –quizá para alianzas de última hora- es el pevemista Manuel Velasco. 
Dijo Ebrard en su ya polémico discurso de ayer que es Claudia Sheinbaum o él. Preguntó: “ ¿Queremos el futuro o queremos quedarnos donde estamos?”
Son dos propuestas, insistió: “La visión de Claudia es que ya llegamos y entonces hay que defendernos en el lugar donde ya estamos”. 
Para leer entre líneas. 
La respuesta vino de Monreal con el apoyo a la posición con la que ha coincidido desde el arranque de la carrera. Pero también de Adán Augusto, quien recomendó calma y de Fernández Noroña quien hizo notar la soberbia del planteamiento “ella o yo”.
Tuvo también que responder la dirigencia de Morena. ¿Qué dirá AMLO?
 
EL CORTO PLAZO
 
A OTRO TEMA, no ajeno pero de contexto. Extraviados muchos actores políticos en el corto plazo, las ideas languidecen en el espacio público. Ideas en forma de diagnósticos, análisis, propuestas y debates sobre la República. 
Botón de muestra: Jesús Jaime García Miramontes aparece en foro público con disfraz de militar -General de División-, se lanza contra el gobierno federal y la oposición lo difunde como hecho real (29/07/2023). Las noticias falsas se incrementan, con 2024 a la vuelta de la esquina. 
Si la coyuntura electoral nubla el juicio de actores políticos, se esperaría que el gremio de intelectuales tuviese altura de miras en el análisis de la vida pública.  Otro tanto podría decirse de los periodistas: manejar datos contrastados, opiniones con fundamento y prospectiva con valores culturares. Describir y proponer, desde la república de las ideas.        
 
La responsabilidad de la palabra pública se diluye en el siglo XXI, entre plataformas y redes. Como si multiplicar espacios abaratara responsabilidades. En 1932, el periodista norteamericano Murray Kempton escribió: “cada uno de nosotros vive con una espada sobre la cabeza”. La frase describe la responsabilidad de lanzar ideas al espacio público. Privilegio y desafío cultural. Antonio Saborit llamó “imaginación cultural” a lo que Carlos Monsiváis practicó en sus crónicas. Misión: “comprender las respuestas elusivas de la historia, para trazar líneas de futuro”.    
Luego de enumerar el desastre neoliberal de gobierno (1988-2009), Monsiváis reivindicó el pensar reflexivo: “ante un panorama tan fatalista, es primordial el papel de las ideas en la sobrevivencia de las sociedades. Así se agoten y pierdan eficacia, o se diluyan y enturbien, las ideas genuinas incitan a movilizarse y resistir”. La imaginación cultural esculpe ideas con fondo ético reflexivo, que revitalizan el debate público: “en las alternativas al Pensamiento Único y al Desempleo Universal, las ideas desempeñan un papel principalísimo”.    
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