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Salud mental y suicidios: costos humanos y financieros de la falta de prevención

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 Escala Crítica/ Diario Presente, Ventanasur, Horay20Noticias, Avance

*Un foro sobre los adolescentes y la pérdida de vidas
*Atender conductas autodestructivas; una tarea común
*Entre lo “noticiable” y la muerte como espectáculo
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
“EXISTE UNA RESPONSABILIDAD fundamental en todo comunicador y en los medios para colaborar en la prevención de conductas autodestructivas, no sólo las que derivan en suicidio”, sostuve en un reciente foro al que acudí invitado por los directivos de Hospital Regional de Alta Especialidad de Salud Mental en Villahermosa, Tabasco, en la conmemoración del Día Mundial de la Salud Mental. Con la participación de Erandi Rodríguez, psicóloga; Oscar Pérez Baxin, Dr. Solución de Conflictos y el Dr. Luis Adrián Sacramento, como moderador.
Señala un reporte de la Organización Panamericana de la Salud:
“El suicidio es un problema de salud pública importante pero a menudo descuidado, rodeado de estigmas, mitos y tabúes. Cada caso de suicidio es una tragedia que afecta gravemente no sólo a los individuos, sino también a las familias y las comunidades. Cada año, más de 703.000 personas se quitan la vida tras numerosos intentos de suicidio, lo que corresponde a una muerte cada 40 segundos”. 
Agrega: “Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al COVID-19 como una pandemia en marzo de 2020, más individuos experimentan pérdida, sufrimiento y estrés. Centrarse en la prevención del suicidio es especialmente importante para crear vínculos sociales, promover la toma de conciencia y ofrecer esperanza. Acercarse a los seres queridos por su salud mental y su bienestar podría salvarles la vida”.
 
SEMEJANTES Y CONTRARIOS
COMPARTO ALGUNOS apuntes sobre el tema que me tocó abordar, que fue el de la relación de la prevención del suicidio y la función de los medios de comunicación y los periodistas.
Tuve oportunidad de participar en otro foro sobre muertes por suicidio en la que destacó el siempre bien recordado sacerdote Rubén Ponce de León, ya fallecido. Aquel encuentro fue hace varios años.
En esencia poco ha cambiado en relación a este tema salvo que ahora tenemos un elemento que nos rebasa: el uso de las llamadas erróneamente redes sociales. Una herramienta fabulosa como lo es la comunicación inalámbrica (teléfonos celulares, internet, etcétera), que puede potenciar la relación entre personas, también puede convertirse en un obstáculo.
El suicidio ha sido abordado por científicos, filósofos, literatos, políticos, periodistas. 
Pitágoras, filósofo y matemático griego, que falleció en el 490 antes de nuestra era, estaba contra el suicidio basándose en sus reflexiones matemáticas, por supuesto. Para este pensador había sólo un número limitado de almas para su uso; por esta razón, la salida abrupta de un alma por suicidio trastornaba este delicado equilibrio. Sócrates, fallecido en el 399 antes de nuestra era, también argumentó contra el suicidio pero porque el cuerpo humano era propiedad de los dioses y hacerse daño a uno mismo era ir contra la ley divina. Una idea retomada por diversas religiones. 
En el caso del periodismo diversas agrupaciones se han preocupado por la forma en cómo desde los medios de comunicación abordamos el caso de quien se quita la vida por propia mano.
Sobre todo a partir de lo que se conoce como el “Efecto Wherter”. Término acuñado por el sociólogo David Phillips en 1974 en referencia a la célebre novela “Las penas del joven Werther” de Goethe, publicada en 1774. Doscientos años antes. 
Esto porque el protagonista sufre por amor hasta tal punto que acaba por quitarse la vida. Fue muy popular entre los jóvenes quienes se supuso que imitaban al  Joven Wherter.
David Phillips documentó y esto, por lo menos en el periodismo se toma como referencia, que la cobertura noticiosa de los casos de suicidio puede tener efectos en quienes tienen tendencia a quitarse la vida.
 
LA NOTICIA Y LA MESURA
LOS QUE SABEN nos han demostrado que una conducta suicida es multifactorial. Pero se han elaborado manuales y códigos para que los periodistas no empeoremos la situación.
Una muerte, sobre todo de alguien famoso o que ocurra en condiciones extraordinarias o raras, poco comunes, despierta el interés o el morbo.
Más de 50 estudios de investigación de todo el mundo sostienen que la manera como se informa puede aumentar la probabilidad del suicidio en personas vulnerables. 
También influye la cantidad, la duración y la prominencia de la noticia.
Un caso histórico es la epidemia de suicidios que siguió a la muerte de Marilyn Monroe en 1962. Lo mismo ocurrió en 1994 tras el suicidio del guitarrista y cantante del grupo Nirvana, Kurt Cobain.
Recientemente se analizó el efecto que tuvo en Estados Unidos la cobertura de los suicidios en 2018 del presentador de televisión Anthony Bourdain y la diseñadora Kate Spade
Se habla, pues, en el caso de los medios, de que pueden propiciar o activar conductas suicidas por imitación.
Me parece que falta profundizar un tema que nos asalta todos los días: la exposición permanente al fomento de conductas autodestructivas. Vivimos en un entorno que incentiva la violencia. Carecemos de una sistemática cultura de la paz y comprensión. Por el contrario los incentivos son para la competencia, la demostración de la superioridad frente a los semejantes.
Siempre es mayor o menos noticia si alguien muere. Más si las causas aparentes son “noticiables”.
La gente está cada vez más expuesta o necesitada de lo novedoso, lo sensacional. Si me lo permite, volveré sobre el tema.
AL MARGEN
EN LA POLÍTICA como en la vida hay alianzas que suman y otras que restan. Hay lastres que impiden avanzar. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

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