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Acapulco, drama y notas falsas: información, responsabilidad social y veracidad en entredicho

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 Escala Crítica/ Diario Presente, Ventanasur, Horay20noticias, Avance

 
* Prisa, mala consejera: redes virtuales, anonimato y sensacionalismo 
* Advertencias históricas: cambio climático y desastres por venir           
* Un cambio de estrategia: de la polarización al llamado a la unidad  
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
LE COMENTÉ en mi anterior colaboración que una de las hipótesis sobre los motivos por los que se pospusieron los resultados de las encuestas de Morena a las gubernaturas fue la tragedia de Guerrero, especialmente en Acapulco. Ya vimos que hubo otras razones más mundanas y políticas. Pero esto no deja de lado la necesidad de abordar el tema del desastre social por un fenómeno natural. Escribió José Vasconcelos: “la ignorancia de un ciudadano debilita a la nación entera y nos debilita a nosotros mismos”. Una variante de esta idea debe tomar en cuenta que la ignorancia y la mala fe en las llamadas redes sociales (virtuales) debilitan la construcción de una comunidad. 
El caudal de noticias falsas sobre lo que ocurre en Acapulco y otros poblados obliga a delimitar -otra vez- la responsabilidad social del periodismo. Quienes piensan que la prisa lo justifica todo, incluso información no verificada, debilitan a la sociedad y la ética periodística.    
¿Cómo apelar al humanismo, si el descrédito del concepto viene de lejos y crece en el mundo hipnotizado por la técnica? Escribió Carlos Monsiváis: “el humanismo, se diga lo que se diga, parece lo anacrónico, el conjunto de ideas y conocimientos ya desplazado por criterios de utilidad académica y las realidades y los mitos de la ciencia, la tecnología y la comunicación”. Por encima de números y criterios técnicos, están las personas. Cuando se habla de ‘humanismo mexicano’ como un modelo de gobierno, se entiende que debe privilegiarse la dignidad de las personas y cómo devolverles el bienestar escamoteado. Los gobiernos neoliberales atendieron estadísticas y –precisamente- olvidaron el concepto de persona. No debe volver a suceder.
                  
CAMBIO CLIMÁTICO Y DRAMÁTICO
 
SABEMOS QUE OTIS pasó de tormenta tropical a huracán grado 5 en un lapso de 12 horas. Algo nunca visto. Hacia atrás en el tiempo, hubo advertencias. “Una verdad incómoda” (2006), documental de Al Gore, excandidato presidencial en EEUU, fue pionero del tema ‘cambio climático’. La comunidad científica advirtió sobre fenómenos impredecibles si avanzaba el calentamiento global: “el aumento de potencia de las tormentas que devienen huracanes en pocas horas, con el peligro en zonas costeras si no se ejecuta monitoreo y vigilancia con tecnologías más precisas”. Esto se advirtió en 2010.  
Y más: “existen condiciones climáticas que no estamos en capacidad de vaticinar; por otra parte, los planes de emergencia ante desastres naturales no tienen ajustes paralelos al incremento del peligro”. Algunos científicos insisten: no hay desastres naturales, sino fenómenos naturales que nuestra imprevisión convierte en desastres.
Esto tiene que cambiar: se requiere mayor solidez en las edificaciones. El huracán Otis, con vientos de 270 kilómetros por hora, obliga a una nueva planeación urbana en las zonas costeras del mundo.  
Con excepción de países asiáticos que sufrieron tsunamis, se mantiene la logística para enfrentar desastres. El Plan DN3 y DN3-E son profesionales y hay experiencia en torno a fenómenos ya conocidos. Lo grave es que enfrentaremos –como ya ocurrió en Acapulco – fenómenos climáticos impredecibles para la ciencia medioambiental y meteorológica.     
Se necesitan, para los años venideros, gobernantes que comprendan el tema ambiental y pongan a trabajar a los especialistas. Políticos que, con legitimidad de saber, deleguen funciones de planeación cuando se trate de factores climáticos que cambian la faz del planeta de modo acelerado.       
 
CONSTRUYA NOTA, LUEGO VERIFIQUE
 
HAY QUIENES hablan de complots informativos. Más allá de las teorías conspirativas, lo cierto es que sí existe circulación de notas falsas. Un desastre convoca voces, aunque provoca prisas. Vídeos de otros lugares se atribuyeron a Acapulco. Notas de personas enterradas y familias desaparecidas que no son tales. Incluso si rectifica el reportero que dio a conocer una noticia de este tipo (Irving Pineda), otros periodistas y medios la dan por buena y no hacen caso de la rectificación. 
Se dijo en las redes: “hay muchos cuerpos tirados en las calles de Acapulco”. Ese apocalipsis contrasta con el número de muertos de los primeros 5 días: 48, en números oficiales. Por supuesto, hay que comprobar esa cifra y la de desaparecidos (68). Ante la dificultad de ofrecer datos alternativos en la zona de desastre, la especulación cumple papel de zopilote. 
El periodista no debe asumirse como vocero de las redes virtuales, proclives al sensacionalismo desde el anonimato.        
 
LLAMAR A LA UNIDAD
 
EL DISCURSO DE AMLO cambió con el paso de los días. Pasó de un ataque contra las noticias falsas (fake news), a un llamado a la unidad que encontró ecos en el Congreso de la Unión y el Poder Judicial. La ministra presidente, Norma Piña, aceptó dialogar sobre el destino de los 13 fideicomisos desaparecidos por ley. Otros actores públicos, empresariales y financieros, actúan de manera responsable, mientras que una minoría se mantiene al acecho. Políticos, empresarios, periodistas y ciudadanos deben ver la veracidad como aliada. Lo contrario debilita a todos. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
            
 
 
 
 

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