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Home Escala Crítica EMPODERAMIENTO DE PEÑA; CRÍTICA SISTEMÁTICA DE AMLO

EMPODERAMIENTO DE PEÑA; CRÍTICA SISTEMÁTICA DE AMLO

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Escala Crítica/Columna diaria
*Cien días, un  plan para dotar de poder a la Presidencia
*“Poderes fácticos”, un adversario indefinido y esquivo
*Todo es una telenovela frívola, sostiene López Obrador

Víctor M. Sámano Labastida

LOS CIEN DÍAS del gobierno de Enrique Peña Nieto, contados desde su toma formal de posesión, pueden verse desde la perspectiva de una serie de acciones para dotar de un poder efectivo a la figura presidencial. Le comenté en una entrega anterior que mientras la oposición encabezada por Andrés Manuel López Obrador sostiene la “ilegitimidad” e ilegalidad de la victoria electoral del priísta, el resto de las fuerzas partidistas buscan no quedarse al margen del nuevo gobierno.

A reserva de revisar las objeciones y críticas obradoristas, tratemos de referir algunos sucesos que han caracterizado los cien días del mandato de Peña Nieto, encaminados –como le decía- a contrarrestar la presunta o real debilidad que un sector observó en el ahora Presidente. Algo que los especialistas llaman “empoderamiento”, entendido como ese proceso mediante el cual se consigue o aumenta la fortaleza de un individuo o una colectividad.

LA AGENDA PEÑISTA

SEGURAMENTE si ahora se aplicara una encuesta para conocer qué es lo la gente recuerda como más significativo de este primer tramo inicial del régimen de Peña Nieto un gran porcentaje se destacará la captura y procesamiento de Elba Esther Gordillo, quien fuera dirigente vitalicia del sindicato de maestros, SNTE.
No es casual que la manera como el actual equipo gobernante procedió contra Gordillo de inmediato refirió a lo sucedido al inicio del gobierno de Carlos Salinas en contra del cacique petrolero Joaquín Hernández Galicia (La Quina) y, semanas después aunque con un método más sutil, en contra del también cacique sindical de los maestros, Carlos Jongitud Barrios. Eran tiempos (1989)  en los que el presidente entrante, Carlos Salinas, necesitaba contrarrestar la fuerza opositora cardenista y dar demostraciones de poder.
Para estos efectos, no importa si la investigación respecto a Gordillo la hizo el anterior gobierno del panista Felipe Calderón; lo relevante es cómo este “golpe de mano” se convirtió en un elemento que fue percibido –o por lo menos ese el objetivo- como la ejecución de una Presidencia fuerte. El sigilo y eficacia con el que se operó, la serie de tareas previas para reforzar la imagen de “villana” de una lideresa impresentable, la decisión de echar a andar la reforma constitucional en materia educativa, junto con el mensaje del secretario Emilio Chuayfett que rechazaba la competencia de los “poderes fácticos”.
Cuado se firmó el “Pacto por México”, apenas dos días después de que Peña Nieto asumió la Presidencia, los dirigentes del PRI, PRD y PAN también se refirieron a la necesidad de enfrentar a los “poderes fácticos”.  Términos similares ha usado el secretario de Gobernación de Peña Nieto, el ex gobernador Miguel Osorio Chong.

FACTORES DECISORIOS

LOS POLITÓLOGOS y especialistas en Derecho definen a los “poderes fácticos” como aquellos que se imponen de hecho, al margen de los cauces legales. Digamos que logran imponerse –mediante la corrupción o por la fuerza- a las autoridades constituidas, reconocidas. Claro que las diferencias surgen cuando loque para cada cual son “poderes fácticos”.
Desde la oposición hemos escuchado que sus portavoces acusan a las autoridades de actuar como “poderes fácticos”, es decir ilegales. Se hizo célebre aquella frase de López Obrador: “al diablo con sus instituciones”. Una manera quizá poco elegante –pero contundente- de decir que desde su punto de vista las instituciones vigentes no servían al pueblo. Esto sucedió durante la campaña del 2006.
En fin, que en estos cien días de Peña Nieto sus estrategas han ido aplicando una serie de medidas para remediar el desgaste de la campaña, enfrentar a la oposición frontal obradorista y restablecer el “poder presidencial”. Inclusive al ex gobernador mexiquense le fue creado un puesto permanente en el Consejo Nacional de su partido.
El PRI adecuó su programa de acción y declaración de principios para darle un giro que permitiera a aplicación de las reformas impulsadas por el equipo de Peña Nieto. 
Firmó el Pacto por México en donde los tres partidos con mayor presencia legislativa se comprometen a apoyar una serie de compromisos, la casi totalidad proveniente del plan de Peña Nieto y del PRI.
Asimismo echó a caminar la denominada Cruzada Nacional contra el Hambre, que algunos califican de populista pero que se basa también en las reivindicaciones sociales de la izquierda. Es operada por una ex dirigente del PRD.
También está, por supuesto, la reforma educativa.
Leemos en un despacho de la agencia EFE (10/III/2013): “La recuperación de la autoridad presidencial, viejo sello del PRI durante las siete décadas en que monopolizó el poder (1929-2000), se hizo evidente (…) durante el congreso del partido, cuando Peña Nieto logró dar un giro liberal al programa priísta que allana el camino para las reformas energéticas y fiscal, que incluye la apertura a la inversión privada en la petrolera estatal, Pemex, y la aplicación del IVA a medicinas y alimentos”.
No es un listado exhaustivo, pero sí se puede observar una operación concertada para “empoderar” a la Presidencia.

AL MARGEN

POR SUPUESTO que hay voces de quienes no dan mérito alguno a Peña Nieto y al PRI que retornó a Los Pinos. Para López Obrador, los primeros cien días del régimen son “telenovela nacional (…) de frivolidad y corrupción que se divide en varios capítulos y que representan circo y más circo”.
El ex candidato y también presidente del consejo nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), sostuvo que lo sucedido con Gordillo es sólo “un ajuste de cuentas de la mafia en el poder”, en tanto que el Pacto por México es “simulación de parte de los políticos de siempre que se preocupan por sus intereses personales y no por el pueblo”.
Puede adelantarse que mientras hay una campaña para dotar de fuerza a la Presidencia de Peña Nieto –real y de percepciones-, por su parte López Obrador encabeza una cruzada para contrarrestar al grupo gobernante. Una prueba de fuerza y organización ocurrirá en torno al petróleo: mientas el gobierno federal busca abrir más la participación del capital privado, el político tabasqueño inició desde el 10 de febrero una serie de movilizaciones que tendrán su culminación en julio en la Ciudad de México. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 

 

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