Escala Crítica/Columna diaria
*La amistad, coincidencias, objetivos políticos y cálculos
*OSFE: Rullán Silva y Ramón Castro, las historias paralelas
*Gasolinazos, tarifas, horarios y consumo energético
Víctor M. Sámano Labastida
LE COMENTABA en mi colaboración anterior que las relaciones de Tabasco con el gobierno federal no han sido fáciles. Se complican en la medida en que el desarrollo industrial del norte y las exigencias de servicios del centro reclaman más recursos naturales…que están en el sur-sureste. El surgimiento de una notable oposición en 1988-1989 (FDN-PRD) y la ruptura de los viejos pactos dentro del PRI, fueron elementos que contribuyeron a una más ardua convivencia entre el poder presidencial y los tabasqueños de diversos partidos y clases sociales.
Resulta explicable la desconfianza, o por lo menos la reserva, con la que la mayoría de los habitantes de la región reciben las ofertas presidenciales de “un nuevo trato”. La reciente presencia en Tabasco de Emilio Chuayfett fue oportunidad para que un sector de la llamada “clase política” y de los empresarios vea con esperanza los compromisos desde el centro.
Aunque, por supuesto, los votantes agrupados en torno a López Obrador y a Morena tienen por definición que rechazar el discurso de quien consideran detenta un poder “ilegítimo”. Unos –el equipo de Peña Nieto- están en la dinámica de mostrar que son ciertas las ofertas de contribuir ahora sí al desarrollo de Tabasco; otros –en la trinchera de AMLO- buscarán demostrar que nada cambiará. Aunque…
Aunque estos últimos se encuentran en una posición contradictoria: por un lado requieren que el gobierno de Arturo Núñez ofrezca buenos resultados –es militante del PRD pero declara sus simpatías públicas por López Obrador -, pero por otro saben que cualquier éxito en Tabasco irá de la mano con la acción federal de Peña Nieto.
Esto último lo reiteró de alguna manera Emilio Chuayfett en su más reciente visita. No sólo es representante de la Presidencia en Veracruz y Tabasco (región 7), sino que en cada oportunidad recuerda su estrecha relación afectiva y política con Núñez Jiménez. “Mi entrañable amigo”, dijo recientemente.
En política las amistades pueden estorbar –inclusive resultar incómodas cuando “se cuelgan” del poder- pero también pueden ser de gran provecho si colaboran en un fin común. Sería ingenuo ignorar que al equipo de Peña Nieto le interesa “recuperar” Tabasco, tanto en el sentido de que el PRI gane las próximas elecciones como –suponemos- que no siga rezagado en el desarrollo nacional. A Chuayfett le importa que le vaya bien a su amigo Núñez, y Núñez por supuesto que apuesta a tener una gestión ejemplar.
¿Qué papel tienen en este proceso los ex integrantes del Movimiento Progresista (PRD, PT, MC y Morena)?
RELEVOS INQUIETANTES
LA SEMANA pasada los representantes del PRD, Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano en la Junta de Coordinación del Congreso designaron al fiscal especial Carlos Ramón Castro como encargado o fiscal interino, en lugar de Francisco Rullán Silva, titular del Órgano Superior de Fiscalización del Estado (OSFE), quien pasó a retiro temporal. Sin embargo, el contador Ramón Castro venía fungiendo como “fiscal especial” desde hace cuatro años cuando fue designado en el cargo por el propio Rullán.
Ramón Castro ha formado parte del OSFE en diversas áreas, estando empleado en el Congreso desde la época de Roberto Madrazo, cuando Pedro Jiménez –ahora en el Movimiento Ciudadano- presidió el Congreso estatal. Antes de ser “fiscal especial” fue Director de Fiscalización y Evaluación Gubernamental, teniendo a su cargo la cuenta de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial).
Por supuesto que Rullán Silva se amparó contra la acción de los jefes de las bancadas del PRD, PT y MC, lo mismo que contra la denuncia penal interpuesta por el ex alcalde Luis Deyá y ex funcionarios del Ayuntamiento de Jalapa. Según comunicado oficial del PRD esa suspensión temporal “es un logro más en el proceso de su destitución” que el solaztequismo ha exigido desde hace varios años. El PRI sostuvo, por su parte, que no defiende a Rullán Silva sino que se opone a un “acto ilegal y violatorio de la Constitución”. El PAN insiste en que se debe apresurar la destitución mediante un juicio político.
Por lo pronto, le decía, el contador Román Castro que conoce a fondo la maquinaria del OSFE se queda en suplencia de su ex jefe Rullán Silva.
GASTAR MENOS, EL FUTURO
EL SÁBADO se aplicó el cuarto “gasolinazo” del año, como se denomina a las alzas periódicas en el combustible iniciadas por el gobierno de Felipe Calderón y continuadas en la administración de Enrique Peña Nieto. Esta vez son once centavos más. La gasolina Magna pasará cuesta 11.25 pesos, la Premium 11.81 pesos y el diesel 11. 61 centavos. En 2006, antes de que se empezaran a aplicar estos aumentos, el litro de la gasolina Magna se compraba en 6.49 pesos y la Premium en 7.76 pesos.
De acuerdo a la Secretaría de Hacienda la medida es para amortiguar el efecto de de los incrementos en los precios internacionales del petróleo y de sus derivados “sobre el bienestar de las familias y la competitividad de las empresas”. Esta política de “deslizamiento” de precios fue aprobada por el Congreso por lo menos con vigencia hasta 2014.
El gobierno federal sostiene que el subsidio a los energéticos fue en 2012 por un total de 223 mil millones de pesos, con beneficio mayor para “los hogares con mayores ingresos” por su un consumo de combustible. Hay un sector que presiona para la desaparición de los llamados subsidios.
Unas horas después del cuarto “gasolinazo” comenzó el horario de verano con el cual, asegura el Fideicomiso para el Ahorro de Energía (FIDE), se tuvieron en el 2012 economías por mil 41 gigavatios-hora (GVh), equivalente al 85 por ciento del consumo anual de energía eléctrica de un estado como Campeche. O también, señala el FIDE, representó un ahorro total de mil 390 millones de pesos.
Tanto los incrementos al precio de la gasolina como las modificaciones de horario para el gasto de electricidad están relacionados con un aspecto que resulta difícil de modificar: la cultura del consumo excesivo o no planificado, sin ignorar –por supuesto- los esquemas de costos, precios y administración con objetivo de lucro. (
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