Escala Crítica/Columna diaria
*Desmintieron “ficha roja” de Interpol para Granier, pero…
*El “Halconazo” del 10 de junio de 1971, los testimonios
*Alto riesgo en frontera sur, seguridad pública y soberanía
Víctor M. Sámano Labastida
EL DOMINGO CIRCULÓ la versión de que la Interpol (Policía Internacional) había recibido la solicitud de localizar y entregar al gobierno mexicano al ciudadano Andrés Granier Melo. Hay una “ficha roja”, de alta prioridad para su detención, se dijo. La subprocuradora de la PGR, Marina Benítez, negó el lunes que hubiese petición alguna para aprehender al ex mandatario tabasqueño. Ese mismo día, ayer, Granier Melo declaró a los noticiarios de Televisa que se encontraba en Miami y que viajaría a México.
Sostuvo Granier: “no estoy huyendo, estoy aquí esta mañana de frente a su auditorio (de Televisa), de frente a México, de frente a Tabasco, para decirles que en las próximas horas yo me voy a México, me voy a México por si tengo que presentarme en alguna dependencia que me requiera por supuesto que lo voy a hacer”.
Apenas diez días antes, el abogado Eduardo Luengo Creel había afirmado que su cliente no comparecería ante las autoridades tabasqueñas porque no había recibido personalmente citatorio alguno. Negó decir el paradero del ex gobernador y afirmó que era “problema de la procuraduría” localizarlo para hacerle llegar las notificaciones.
En las últimas horas las circunstancias han cambiado vertiginosamente, por lo menos a la vista del público. Muchos son los detalles de los procesos que se mantienen en la secrecía. Así, por ejemplo, se ignoraba que existiese ya una orden de aprehensión de la PGR en contra de José Sáiz Pineda, y sólo se hablaba de una orden de presentación debido a que no compareció ante la procuraduría estatal en días pasados.
Tampoco han comparecido Andrés Granier, el ex subsecretario de Finanzas Manuel Contreras y la colaboradora de José Sáiz, la señora Marlise Cupil dueña del local en el que se hallaron las cajas con dinero en efectivo.
Hay unas 14 demandas en proceso –tanto federales como estatales-, aunque la atención sólo se había fijado en los citatorios a Granier, Sáiz y Contreras.
Respecto al anuncio del ex gobernador de que se presentaría voluntariamente a declarar, puede señalarse que no le queda otra opción porque ahora los sucesos escapan a su control. ¿A dónde pueden ir quienes eventualmente sean buscados por las corporaciones policiacas de 190 países? No tiene sentido, como tampoco lo tiene que un ex representante de alguna institución mexicana esté en tales circunstancias. Más vale abreviar los procesos.
Mi colaboración de ayer fue entregada para su publicación antes de que se conociera la orden de aprehensión en contra de José Sáiz, como esta se concluye antes de que Granier cumpla su palabra de acudir voluntariamente ante las autoridades.
CRIMEN ENCUBIERTO
CENTENARES de estudiantes y profesores salieron ayer a la calle para recordar el llamado “Halconazo” del 10 de junio, una sangrienta represión con paramilitares ocurrida en la Ciudad de México en 1971. Aquella manifestación que concluyó trágicamente -pero también de manera impune hasta ahora-, se inició por una serie de reclamos estudiantiles en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Estaba fresco el recuerdo de la masacre del 2 de octubre de 1968.
Escribió Jorge Carrillo Olea, militar fundador del Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen): “en los sucesos (del 190 de junio) participaron –aunque de muy distinta maneras- el presidente Luis Echeverría, el regente de la Ciudad de México, Alfonso Martínez del Rosal, y el entonces coronel Manuel Díaz Escobar. Este último era jefe del grupo Halcones, cuyos integrantes habían sido organizados y adiestrados (algunos incluso en Japón) con la autorización del presidente Gustavo Díaz Ordaz, a propuesta del general Gutiérrez Oropeza, con el aparente objetivo de convertirlos en elementos de seguridad del Metro (Sistema de Transporte Colectivo), que en ese tiempo comenzaba a operar”.
La historia es conocida: armados de palos, sables, cuchillos, ametralladoras, cadenas, un grupo de personas entrenadas militarmente atacaron a los manifestantes. El resultado fue un número indeterminado de muertos y heridos.
Después de la masacre, la preocupación del gobierno –cuenta Carrillo Olea, actor en el primer círculo- era dónde esconder a entre 800 y mil hombres (los halcones). Refiere: “Según me enteré más tarde, la solución final consistió en liquidarlos económicamente a gran velocidad: se les ofreció una buena cantidad de dinero y se fijó como requisito que abandonaran la ciudad de inmediato”. (México en Riesgo, Grijalbo 2011)
Aún sigue pendiente el reclamo para un juicio a loa autores intelectuales de aquel crimen.
EN EL LÍMITE DEL SUR
LA FRONTERA SUR del país representa un desafío muy especial a la seguridad nacional. Y a la seguridad pública.
Así lo reconocieron en la reciente reunión fronteriza tanto el gobierno federal como los gobernadores de Tabasco, Chiapas, Quintana Roo y Veracruz.
El secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong anunció que serán los elementos de la Secretaría de Marina los encargados de custodiar la seguridad de los mil kilómetros de frontera. Es el espacio común que México tiene con Guatemala y Belice.
Hasta hace unos años, el tema de la frontera sur era el paso de migrantes indocumentados. Cuando mucho se hablaba de las redes de traficantes de personas, de los llamados polleros.
Sin embargo, ahora la seguridad de la frontera y de los estados fronterizos incluido Tabasco, es el del paso clandestino de miembros de la delincuencia organizada. Así lo reconoció el secretario de gobernación Osorio Chong.
Para el funcionario la seguridad nacional es amenazada por el paso libre de delincuentes en la frontera. Es un asunto que deberá también atenderse con los gobiernos de Belice y Guatemala. Como con los gobiernos de toda Centroamérica.
Reconoció Osorio Chong que las autoridades desconocen qué sucede realmente en la frontera sur en materia de seguridad. Hace falta un diagnóstico respecto a la migración, el desarrollo fronterizo, cooperación entre los estados de la región. Las fronteras pueden ofrecer excelentes posibilidades de intercambio, colaboración y progreso.
Pero cuando se descuidan, como ha sucedido hasta ahora, se convierten en regiones de alto riesgo. (
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