Escala Crítica/Columna diaria
*No sólo desmantelar, sino también reemplazar lo obsoleto
*Actualizar el Atlas de Riesgo de la industria petrolera
*En la mira Lara Lagunas, Martínez Zapata y Toledo Ocampo
Víctor M. Sámano Labastida
TABASCO es una zona minada. Como lo son todas las regiones en las que se realiza o realizó alguna actividad extractiva. Las instalaciones para la minería –que también incluye a los hidrocarburos- se colocan por lo general bajo la superficie, de manera que permanecen ocultas. Cuando concluye el aprovechamiento de los recursos naturales, toda esa infraestructura es abandonada u olvidada. Es algo que ha ocurrido con Pemex.
Tal situación se advirtió desde hace años. La insistencia en un Atlas de Riesgo de la industria petrolera tiene también ese sentido. César Burelo, director de Protección Civil confirmó lo que era una sospecha: la propia empresa petrolera carece de un registro de sus instalaciones obsoletas, inservibles, en desuso.
En el 2008 –en pleno debate por la reforma energética de Felipe Calderón-, se publicó un informe en el que se reconocía que los cinco mil kilómetros de la red de oleoductos y los nueve mil de la red de poliductos eran de “baja confiabilidad e integridad, con fugas y tomas clandestinas”.
En el diagnóstico “Situación actual y futura de Pemex Refinación”, presentado por el entonces director de ese organismo, José Antonio Ceballos Soberanis, se advertía que la red de ductos de la paraestatal tenía un rezago tecnológico y una antigüedad de entre 24 y 28 años en promedio, además de que el 40 por ciento de los poliductos se encontraban saturados.
De las 77 terminales terrestres de almacenamiento con las que Pemex contaba, no sólo admitían problemas de rezago y antigüedad, sino también la necesidad de reubicarlas.
Con respecto a Tabasco, un “Atlas de riesgo del sistema nacional de gasoductos, 2006”, establecía que se debían reemplazar de manera urgente por lo menos 39 kilómetros de los más de 8 mil kilómetros de ductos que atraviesan el estado. Esta tubería obsoleta se ubicaba en Cárdenas, Centro, Cunduacán, Huimanguillo, Nacajuca, y Macuspana.
El Atlas de Riesgo –el primero impreso en 2006 después de varias décadas de actividad petrolera- se clasificaba a las instalaciones de la paraestatal en tres tipos de riesgos: “tolerable”, “administrable” y “preventivo”. Las características climáticas y geográficas de Tabasco, así como la antigüedad de la actividad petrolera en la entidad nos colocaban fácilmente en una categoría de riesgo.
Según anunció César Burelo, Pemex desmantelará 200 instalaciones en Tabasco consideradas obsoletas, inservibles. Son tuberías, baterías y una serie de infraestructura que ya está en desuso. Se trata –dijo- de evitar accidentes en los 14 municipios donde opera la paraestatal.
La mala noticia, como le decía, es la confirmación de que Pemex carece de un registro de un registro de sus antiguas redes de distribución del combustible. Esto a pesar de que ha sido una sola empresa desde por lo menos hace unos 70 años.
También, por supuesto, la empresa requerirá sustituir aquella infraestructura que sigue usando pero cuya vida útil está al límite.
INTELIGENCIA Y DELINCUENCIA
LE COMENTÉ en este espacio que como parte de un programa nacional de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia en Villahermosa las autoridades del Ayuntamiento de Centro anunciaron la creación de un cuerpo de “inteligencia social” en la que participarían los delegados municipales, así como habitantes de la demarcación. Se informó de un taller de capacitación con este objetivo, e inclusive se publicaron fotografías de los participantes en esta modalidad de combate al delito.
Tiene razón un amigo lector al señalar que las autoridades deben aclarar que la participación de los delegados municipales y de voluntarios ciudadanos será específicamente en tareas de “prevención social” –promoción del empleo, actividades recreativas, construcción de un entorno social saludable, etcétera- y no de tareas policiacas.
Asignar tareas policiacas a los delegados y ciudadanos no sólo sería peligros para los civiles involucrados –más aún cuando son expuestos públicamente-, sino que resultaría contraproducente.
Roberto Campa, responsable de la prevención social en la Segob, explicó a los senadores en su momento que el programa referido tiene cuatro estrategias nacionales para todo el territorio nacional y en los tres órdenes de gobierno: 1.- Prevención de la violencia en el entorno familiar (violencia de género y familiar, salud reproductiva, maltrato a los niños); 2.- la violencia en el entorno escolar; 3.- combate a las adicciones a partir de una visión estrictamente de salud pública y, 4.- la detección oportuna de problemas de aprendizaje en los niños.
Un enfoque estrictamente participativo para lo que debería ser normal en una comunidad: asegurar las condiciones de convivencia y respeto. Lo otro sería colocar a los delegados (y a la comunidad) en una zona de riesgo.
AL MARGEN
TRES DE LOS FUNCIONARIOS del gabinete actual identificados con el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) están bajo un intenso bombardeo no sólo de la opinión publicada sino también de los grupos que operan en su respectivo sector, sean internos o externos: Rodolfo Lara Lagunas, de Educación; Ezequiel Toledo, de Salud y Audomaro Martínez, de Seguridad Pública. Encabezan, además, instituciones clave no sólo por los recursos destinados a su operación sino porque su estructura y personal tienen presencia en todo el estado.
Una prueba importante para Lara Lagunas será el lunes, en el inicio de las actividades escolares públicas en preescolar, primaria y secundaria; los dirigentes sindicales amenazaron con un paro de actividades. El doctor Toledo ha tenido que lidiar con los remanentes del uso electoral de la estructura de salud y con el grave repunte de los casos de dengue.
En tanto, la comparecencia del general Martínez fue propuesta en la Cámara de Diputados…por el representante del Partido del Trabajo, Andrés Cáceres, y respaldada por Gaspar Córdova, del Movimiento Ciudadano, ambos de la coalición opositora que ganó las elecciones. Aún faltan en ese sector las manifestaciones de inconformidad de las policías municipales y el ambicioso –también complicado- procesos del “mando único” de las corporaciones de seguridad. (
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