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Home Escala Crítica BASTAR SASSO, UN IMPRESCINDIBLE TABASQUEÑO; CIUDADANO Y POETA

BASTAR SASSO, UN IMPRESCINDIBLE TABASQUEÑO; CIUDADANO Y POETA

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Escala Crítica/Columna diaria

 

*Anoche, homenaje luctuoso a este singular intelectual
*Lo caracterizó su ironía, sensualidad y patriotismo
*Fue periodista, intelectual autodidacta y antiimperialista

Víctor M. Sámano Labastida

CUANDO los hermanos Bastar Mérito me hicieron la invitación para participar en el homenaje anual que rinden a don José María Bastar Sasso, no dejó de sorprenderme. Si bien con Lisímaco y Ferdussi me unen lazos de afecto y respeto, no soy crítico literario. Pero Don Chema Bastar no me es ajeno. Comprendí que era una gran oportunidad para refrescar mi cercanía a la obra de este extraordinario personaje.

Se trata de uno de los poetas más cercanos al sentir popular. No sólo por el verso picante y con chispa, también por su profundo amor a la patria. Es más que un poeta. Fue un ciudadano ejemplar, periodista, intelectual, autodidacta. Falta ser valorado.

JUNTO A LOS DESPOSEÍDOS

ABUSO de la paciencia de los lectores para compartir hoy algunas notas de lo que comenté anoche en el homenaje por el XXXI aniversario luctuoso de Bastar Sasso, donde también participaron Eduardo Estañol Vidal, José del Carmen Chablé y Carlos González Gutiérrez.
Don Chema Bastar, como es conocido, tuvo el privilegio de vivir una época de grandes cambios sociales para México, y la sensibilidad para registrarlos: la caída de la dictadura porfirista; el surgimiento del periodismo moderno al lado de otro gran tabasqueño liberal y antireeleccionista, don Félix Fulgencio Palavicini, quien en 1916 fundó el diario El Universal. Fue su corresponsal en el norte.
Vivió intensamente los primeros años de la Revolución triunfante de 1910.  Se refleja en sus escritos.
También el auge del nacionalismo que reivindicaba las transformaciones sociales; las grandes batallas por la consolidación de la independencia nacional, como la expropiación petrolera de 1936, el reparto de tierras, la construcción de instituciones.
Fue partícipe de las ideas y acciones de Tomás Garrido Canabal.
Dirigió el periódico garridista Redención en 1932  y fundó su propia publicación El Censor que editó durante 20 años.
En su actitud y su literatura reflejó los cambios vividos por el país en la primera mitad del siglo XX; ese estado de ánimo social creativo y a la vez destructivo. Estuvo abierto a los sucesos del mundo.
Me aventuro a decir que Bastar Sasso, junto a una destacada generación de escritores,  fue a la poesía y a la literatura en general lo que los muralistas mexicanos fueron a la pintura: expresó las esperanzas y los sentimientos de un pueblo.  A veces con brochazos, otras con finas líneas, otras más con la profundidad de la perspectiva, plasmó paisajes y personajes con su pluma.
Nos entregó en su obra una constante vocación didáctica. Sus poemas épicos, sus escritos naturalistas, dejan una profunda enseñanza, invitan a saber más. A buscar más.
En su poesía habla de su origen portugués, hispánico y mexicano, con todo lo que esto tiene de mestizaje.
 “Mestizo indo-español, es mi linaje,/ con algo de italiano y portugués:/ mas siempre de Cuauhtémoc lo salvaje/prefiero a la cultura de Cortés”. Una cultura que en realidad fue barbarie, como lo expresa en varios escritos, y un “salvajismo” con grandes reservas éticas.
Su poesía habla de sus convicciones ideológicas; de su bandera obrerista y agrarista, de su fe en el socialismo y su militancia al lado de los despojados.
Podemos leer:
“Torrente que entre rocas sus ímpetus desata/ y ensancha acantilados arrostrando el abismo,/ así la humanidad –rugiente catarata-/ escarpa los escollos y avanza al socialismo”.
En sus poemas Sinóptica y en Troica, concluye con igual remate: “la Humanidad camina al socialismo”. Eran tiempos en que la esperanza del proletariado estaba sembrada en ese horizonte.
Cuitláhuac, héroe de la resistencia contra los españoles. Ricardo Flores Magón, precursor de Francisco I. Madero, Patricio Lumumba líder anticolonialista del Congo; Rubén Jaramillo y por supuesto Emiliano Zapata, mártires del agrarismo; la Revolución Cubana,  son algunos de los personajes y episodios que marcan la poesía épica de Bastar Sasso.
Conocido es por quienes saben de la obra de Don Chema Bastar aquella carta que le dirigió Carlos Madrazo felicitándolo por su poema “Ultraje” que fue un grito de protesta contra el golpe de estado en la vecina Guatemala contra Jacobo Arbenz en 1954. Un poema que también mereció los elogios de otro escritor tabasqueño, don José María Urgell.

LA INFALTABLE IRONÍA

HAY EN LOS TEXTOS de Chema Bastar pistas, rasgos autobiográficos.
Como aquel en el que hace un recuento de sus 33 años cumplidos.
Dice en una parte:
“Y fue tal mi desgracia/ que a los veintisiete apelé a la cruel burocracia;/ ¿Fue mi primera chamba alguna canonjía?/ ¡Qué va!, era oficial cuarto de una secretaría; /ganaba dos cincuenta (con descuentos) al día; / pero lo peor de todo, lo que más me amargaba,/ fue la incapacidad en que yo me encontraba./ Lo diré con franqueza, sin ningún artificio,/ mi ignorancia no halla cómo hacer un oficio,/ pues de niño, por mala condición pecuniaria,/ pude cursar apenas segundo de primaria./”
En efecto, como le decía, Chema Bastar fue autodidacta, con todo lo que esto tiene de disciplina y libertad.
Ahí mismo se lee la infaltable ironía:
“Mas llegando a los treinta (a pesar de la guerra)/ escribí varios libros; supe labrar la tierra. / Y aunque célibe y pobre, tuve los ojos fijos/ en unos rapazuelos que se dicen mis hijos/”

ENTRE LA CHANZA Y LA RISA

ME HE DETENIDO en la aportación histórica, en el ímpetu épico de su poesía, pero él mismo reconocía lo tanto se dice: el erotismo de su obra, la picardía.
Lo explica en estos versos: “Yo no sé por qué siempre mi canción es lasciva; sólo se que de niño bebí leche de chiva”
Alguna vez nos contó el periodista Francisco Ruiz Rangel que una característica de Chema Bastar era que desde la mesa del café donde se hallaba golpeaba las palmas de las manos, a modo de aplauso, para que el editor enviara por su escrito. No quería pararse del sillón, decía Paco Ruiz.
No puedo dejar de citar esta referencia que, me parece, don Chema hace de sí mismo:
 “Porque apenas abro el ojo/ cuando volteo a mirar;/ porque el más remiso cojo/ me supera en el andar;/ porque lo más muelle escojo/ cuando intento descansar; / porque cuando suelo hablar/ ni me estiro ni me encojo,/ para muchos soy un flojo/ que no quiero trabajar./ Sin embargo, no me enojo/ por tan rudo calumniar”
Remataba:
“La calumnia es como el piojo/ que no deja de picar;/ pero yo con un ¡ay mojo!/ me la suelo barajar”
Para terminar con una sonrisa o una carcajada (hay mucho qué decir sobre José María Bastar Sasso, pero no quiero cansarlos), cito estos dos breves fragmentos:
“Todo aquel que la ha corrido/ ya cansado de querer/ llega un día que aburrido/ sólo quiere a su mujer”
Y también:  “Don Rosendo era pintor/ y una viuda, cierto día,/ le pidió una alegoría/ que plasmara su dolor./ Y con la intención más sana/ Don Rosendo hizo el trabajo;/ dibujando una campana/sin badajo” ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 

 

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